¿Acaso no es posible recuperar la salud y sanar de una enfermedad?
Muchos creemos que no y a veces en efecto es así, pero no tiene por qué serlo en la mayoría de los casos. Existe la opción de recuperar la salud. El único destino posible para usted, no es necesariamente el de depender por el resto de su vida de medicamentos que apenas lo mantengan controlado con una ilusión de bienestar, pero aún enfermo. Le puedo contar mi propia experiencia, y cómo me sané porque mi primer paciente fui yo mismo.
Hasta los catorce años sufrí de muchos padecimientos que con carácter de cronicidad como: amigdalitis a repetición (que fueron extirpadas junto a las adenoides), luego se manifestó una forunculosis generalizada durante un año, que al ceder bajo tratamiento fue seguida de un eczema en el cuero cabelludo que se resistía a los tratamientos que mi padre dermatólogo me administraba. Luego, aprendí que el estreñimiento que sufría estaba relacionado con mi mala alimentación. Cuando descubrí las bondades de una alimentación naturista, me hice vegetariano y realice un ayuno terapéutico por mi cuenta, entonces, mi situación de salud comenzó a cambiar contundentemente. En una etapa posterior de mi vida, como médico me dediqué a investigar las medicinas naturales y tradicionales que ahora se califican de complementarias. Con el pasar de los años he ido realizando un proceso de síntesis e integración de los conocimientos adquiridos y de los procedimientos médicos investigados, que me ha permitido una visión de mayor amplitud y darle forma a una metodología que se ha denominado: Medicina Holística.
Debo confesarle, que aún no dejo de maravillarme ante las sanaciones que se llevan a cabo en el Centro de Sanación de la Fundación Hoffmann Salud Integral de la Hacienda la Concepción en los Valles Altos de Carabobo; en personas que a veces nos buscan -incluso ya sin fe- como su “último recurso”, presentando una larga historia de padecimientos y frustraciones ante los que la medicina moderna hizo ya todo lo que podía.
¿Cuál es el problema según la visión holística de la medicina?
Lo primero es entender que la salud o la enfermedad obedecen a una causalidad. El ser humano no sólo es una Unidad Cuerpo-Mente sino también: Espíritu. Nuestras existencias poseen un propósito que va más allá de crecer, sobrevivir, multiplicarnos y morir. Somos seres multidimensionales, vivimos en un universo en el cual incide en nosotros la multicausalidad de un microcosmos y de un macrocosmos. Partiendo de allí, podemos comprender que nuestras relaciones, nuestro estilo de vida, la manera de pensar y de sentir nos determinan. Por tal razón, una medicina efectiva debe estar en capacidad de considerar todos estos aspectos y de intervenirlos; integrando todo conocimiento médico que pueda ser verificado y validado sin importar el origen (moderno o tradicional) ni su procedencia (occidente u oriente). Además, debe ofrecer procedimientos curativos y también sanadores; y además de tratar las enfermedades debe estar en capacidad de prevenirlas y de rehabilitar a los individuos. Debe tratar las enfermedades y también a los enfermos.
Nuestra aproximación es relativamente simple: Todos tenemos un cierto grado de INTOXICACIÓN y MAL NUTRICIÓN, acumulamos ESTRÉS conflictos no resueltos y traumas, tenemos malos hábitos de vida y probablemente, no hayamos tomado conciencia de nuestra realidad espiritual, e ignoremos nuestro propósito de vida. Debido a ello, los mecanismos de autosanación se encuentran parcialmente interferidos en nuestros organismos, por lo que la capacidad de autoregulación y defensas no son efectivas para preservar la salud, y enfermamos. Nuestras emociones se encuentran comprometidas porque hemos aprendido a reprimirlas, a controlarlas y a vivir bajo presión, menospreciando el poder que tiene el estrés para afectarnos, por ello hay un componente psicosomático en la mayoría de las personas. Al desconocer los límites de nuestro organismo, de nuestras reservas energéticas y de las resistencias: abusamos, nos excedemos y nos exponemos a presiones y exigencias que nos agotan y desgastan sin darnos cuenta de ello hasta que nos sorprenden las crisis. Entonces, hacemos uso indiscriminado e irresponsable de estimulantes y medicamentos que mantiene una ilusión de bienestar, mientras, la situación se complica. En estas condiciones es imposible sanar.
¿Qué hay que hacer?
Antes que nada: desintoxicar. Cada uno requiere una desintoxicación que ha de realizarse durante el número de días que requiera para purificarse; el mínimo es de cinco días y puede llegar a extenderse hasta un promedio de 40 días o más. Simultáneamente, hemos de someternos a un proceso de estimulación de nuestras defensas, de armonización y nutrición que recupera nuestra vitalidad. Así fortalecidos, podemos enfrentar el proceso terapéutico que nos confronta con nuestros traumas y conflictos más álgidos. Aquellos que provienen de vivir en extrañeza de mí mismo, aceptando las limitaciones impuestas por la sociedad, por creencias minusvalidantes e insanas, por experiencias dolorosas, y por las castraciones mentales que nos mantienen inmaduros, pasivos, dependientes, consumistas y adictos. Se dice que sanar es un viaje, un viaje de regreso a uno mismo y a un estilo de vida saludable. Para lo cual, a mediano plazo, debemos avanzar por un proceso de cambios que incluye: la adquisición de nuevos conocimientos y puntos de vista que nos convencen de la necesidad de adquirir nuevos hábitos de ejercicio y alimentación, junto a técnicas de de respiración, meditación, visualización, que optimizan nuestras potencialidades de autosanación. La sanación es un proceso, no un suceso. Sanar emocionalmente puede requerir de semanas o meses, e incluso años. Luego, mantener la salud va a exigir que una vez sanos, podamos consolidar los cambios y adquirir un nuevo estilo de vida, más respetuoso hacia nosotros mismos y la naturaleza.
¿Hay algunos limitantes para lograr la recuperación?
Definitivamente que sí. La sanación depende de varios factores. Desde el punto de vista físico y anímico, lo primero es poseer reserva funcional para la recuperación. Esto depende del grado de deterioro que tenga el individuo o los órganos afectados para responder a los estímulos y del tiempo que se tenga padeciendo e intoxicándose con medicamentos Mientras mayor sea el tiempo mayor el deterioro y el tiempo que se requiere para la recuperación. También depende del grado de convencimiento, confianza y credibilidad que el equipo terapéutico y los procedimientos a realizarse le merezcan al paciente.
Para convertirse en paciente de la medicina holística, además hace falta que tomemos consciencia de nuestra responsabilidad en el hecho de habernos enfermado como consecuencia de nuestras acciones y omisiones, por inconsciencia y/o por ignorancia. Entonces, debemos detenernos y reflexionar si estamos dispuestos a involucrarnos y exponernos a un proceso de revisión y aprendizaje, a identificar los errores y generar los cambios que se requieran para corregirlos. Hay que estar dispuesto a modificar el estilo de vida. Porque existe un estilo de vida que es deteriorante, insano y envejecedor pero podemos optar por un estilo de vida saludable y rejuvenecedor que nos permita envejecer en condiciones de funcionalidad y plenitud.
Esta es la única condición para aspirar a un proceso de sanación. Sin esta disposición, mejor es continuar con los tratamientos paliativos convencionales porque éste tipo de medicina no le va a funcionar.
¿Cómo saber qué requiere cada quien para su sanación?
Cada persona, como ser único que es, requiere de un programa personalizado previa consulta médica. Una vez evaluada su condición y circunstancias en relación a nuestras posibilidades de ayudarle, se le hará una propuesta.
Luego estableceremos un compromiso mutuo acorde con el programa que denominamos VIDA PLENA-SALUD TOTAL y el tiempo de hospitalización inicial que requiera para alcanzar las metas que sean factibles.
Es muy importante que no se creen falsas expectativas con respecto a los resultados. De esta manera, podremos mantener una actitud de humildad y gratitud hacia el Creador ante cualquiera que sea el beneficio que se obtenga del proceso de Sanación.
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